Mujeres al mando: mérito, capacidad y liderazgo en evolución

Por Isabel Torres Argáez
Socia legal BDO Interaméricas 

Durante décadas, la conversación sobre equidad de género en el ámbito empresarial ha puesto sobre la mesa la disyuntiva entre justicia y estrategia. Sin embargo, hoy más que nunca, se vuelve importante enfocarla desde una perspectiva de mérito, estrategia y sostenibilidad. En sociedades que valoran el esfuerzo, la excelencia y el mérito como pilares del progreso, cuesta aceptar una verdad incómoda: todavía existen barreras estructurales que impiden que muchas mujeres, con talento y preparación, lleguen a ocupar posiciones de liderazgo. No porque no estén listas, sino porque no se les permite competir en igualdad de condiciones. Si creemos genuinamente en la meritocracia, entonces debemos crear las condiciones para que el mérito de todas las personas, sin distinción de género, pueda expresarse y prosperar.

En junio de 2025 ONU Mujeres, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, publicó los datos y cifras actualizados de la participación y el liderazgo de las mujeres en la política y la vida pública y los resultados son claros y contundentes: al 2025, las mujeres ocupan apenas el 22,9 % de los ministerios con poder real de decisión y solo el 27,2 % de los escaños parlamentarios a nivel mundial. A este ritmo, la paridad en los órganos legislativos no se alcanzará antes de 2063. La situación no es muy distinta en el sector privado. En Colombia, apenas el 25,6 % de los puestos en juntas directivas de emisores de valores está ocupado por mujeres, según cifras recientes de Forbes.

Estas cifras si bien reflejan importantes avances, aún evidencian una brecha, la cual, no es un reflejo de falta de talento, sino de barreras estructurales que persisten, en sectores que tradicionalmente han sido liderados desde lo masculino y tradicional. Trabajar para romper esos techos de cristal, puede generar un impacto transformador. La diversidad en los equipos de liderazgo mejora la toma de decisiones, estimula la innovación, reduce los sesgos y permite considerar múltiples perspectivas, lo cual puede contribuir a un mejor desempeño de los entornos públicos y privados. Las mujeres pueden aportar no solo competencias técnicas y estratégicas, sino también estilos de liderazgo colaborativos, orientados al propósito y centrados en las personas, valores cada vez más demandados en las organizaciones modernas y por la generación que está asumiendo el poder que reclama una visión más horizontal, humana e innovadora del liderazgo.

No se trata de elegir entre equidad y mérito. La verdadera transformación ocurre cuando se reconoce que la equidad abre el camino para que el mérito femenino pueda prosperar. Es imprescindible incorporar políticas activas de diversidad e inclusión, programas de mentoría, métricas claras de equidad y un compromiso real desde la alta dirección.

Esta evolución paulatinamente se ha venido dando. Las firmas de consultoría son un ejemplo de ello, pues, a través de sus programas de gobierno corporativo y diversidad, están impulsando una agenda en la que mujeres con trayectoria, preparación y visión estratégica ocupan los lugares que les corresponden por mérito. En este sector, cada vez más consciente de ser referente, promotor y facilitador de modelos de negocio responsables ya es común ver a mujeres liderando procesos de transformación, expansión y toma de decisiones estratégicas.

El liderazgo femenino no necesita concesiones, sino oportunidades reales para desplegar todo su potencial. Promover entornos donde el mérito pueda fortalecerse sin barreras es apostar por un modelo de desarrollo más humano y sostenible. Es hora de dejar de hablar de inclusión como un ideal y comenzar a vivirla como una decisión estratégica y transformadora.


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