Multas a multinacionales por soborno ascienden a 20 millones de dólares

Está demostrado que el fraude corporativo genera pérdidas en los estados financieros empresariales y en los de sus inversores, afecta también a sus proveedores, al sistema financiero y a las comunidades, en general. Solo en Colombia, el impacto del delito se reflejado en las multas que empresas multinacionales han pagado por sobornos, las cuales ascienden a 20 millones de dólares por parte del FCPA.

Sin embargo, un estudio de BDO en América Latina y el Caribe identifica que alrededor del 81% de las empresas ignora el impacto que genera el fraude y, en consecuencia, solo un 33% manifiesta que incrementará sus inversiones para adaptarse a una coyuntura donde éste podría seguir creciendo.

“El fraude corporativo generó más 160.000 dólares de pérdidas en promedio por cada incidente detectado durante el último año para cada empresa en esta región. La cifra es sorprendente. A propósito del 9 de diciembre: Día Internacional contra la Corrupción, además de socializar este estudio, queremos compartir nuestras recomendaciones para alcanzar estrategias sostenibles”, aseguró Fernando Peyretti, socio regional de Forensics para Latam de BDO.

En complemento de lo anterior, según el documento, en Argentina, Brasil y México se concentraron el 74% de los casos de fraudes detectados en la región “y, en términos generales, las empresas manifiestan tener entornos de control interno inmaduros de forma extendida, donde caben establecer nuevas mejoras”, agregó Luis Enrique Sánchez, socio líder de Advisory de BDO Colombia.

En ese sentido, desde BDO se presentan las siguientes cuatro recomendaciones para ponerle freno a los casos de fraude y corrupción en las organizaciones.

 

1. Formación a empleados y a proveedores de servicios estratégicos

Más de 95% de las investigaciones que implicaron sanciones en el marco de la FCPA demostraron la participación de terceras partes en el desarrollo de esquemas de pagos de sobornos a funcionaron públicos. Adicionalmente, las empresas indicaron en el estudio realizado por BDO que en el 18% de los casos de fraude se identificaron a terceras partes, incluyendo proveedores, clientes y personal tercerizado.

Por eso, la recomendación es que las organizaciones realicen capacitaciones periódicas tanto a los empleados como parte de sus programas antifraude y anticorrupción e incluir al personal clave vinculado a servicios estratégicos provistos por terceros.

2. Crear una cultura antifraude desde la cabeza

Será fundamental que el CEO o gerente de la organización esté convencido de llevar a cabo un plan de acción para luchar contra el fraude y la corrupción. Solo así, asegura BDO, esta causa ocupará un lugar relevante dentro de la estrategia de las compañías.

3. Implementar canales de denuncia

“En la región de Latinoamérica y el Caribe, solo el 28% de los esquemas de fraude se detectaron como consecuencia de una denuncia interna, cuando a nivel internacional cerca del 45% de los casos se detectan por esta vía”, según el documento de BDO. Al respecto, es deseable que las organizaciones implementen rápidamente canales que aseguren la confidencialidad y el anonimato, acompañados por políticas antirepresalias.

“Así mismo, será importante fomentar las investigaciones para llevar a juicio casos de fraude, así como también para reportar hechos de corrupción en múltiples jurisdicciones; pues es una medida para generar un cambio de comportamiento”, complementó Luis Enrique Sánchez.

4. Fortalecimiento de la función de Compliance

Durante la última década, más compañías incorporaron roles de Compliance y desarrollaron sus programas de Integridad, a la luz de las recientes normas anticorrupción promovidas por la OCDE (como la ley 2195 de 2022 en el caso de Colombia), así como por el refuerzo de la Ley de Prácticas Corruptas.

“En la coyuntura actual, observamos que las compañías deben profundizar esta tendencia, incorporando la mirada de Compliance de forma más profunda a la estrategia de negocios, así como la implementación de las recientes normas ISO 37001

(Sistemas de gestión antisoborno), y la ISO 37301 (Sistemas de gestión de cumplimiento)”, comentó Sánchez.

Aunque el panorama anticorrupción parece incierto en la región y en Colombia, lo cierto es que apoyarse en la experticia de un tercero para crear políticas de control interno, detectar y gestionar los riesgos, es y será clave para que los recursos que pierden las compañías por fraudes y prácticas como el soborno no caigan en “saco roto” y, por el contrario, se destinen al crecimiento sostenible de la organización.