Por: Rodrigo Cifuentes, socio de Deal Advisory, BDO en Colombia
En su más reciente reunión, el Banco de la República decidió mantener inalterada la tasa de interés de política monetaria en 9,5%, una medida que, aunque genera inquietudes en el sector productivo, puede considerarse responsable desde el punto de vista macroeconómico. La inflación, si bien ha mostrado señales de desaceleración y cerró marzo en 5,2%, aún se encuentra por encima de la meta del 3%, y especialmente el país enfrenta un panorama fiscal complejo, con un déficit que ronda el 6,8% del PIB.
Reducir la tasa de manera prematura podría enviar señales equivocadas al mercado y alimentar expectativas inflacionarias. En este contexto, la postura conservadora busca anclar expectativas y mantener la estabilidad de precios como condición fundamental para una recuperación económica sostenible.
Sin embargo, esta decisión no es inocua. En un entorno de bajo crecimiento, alto costo del crédito y menor demanda interna, las empresas colombianas enfrentan desafíos crecientes para sostener sus operaciones, invertir y generar retornos a la inversión.
Impactos estructurales de un entorno de tasas altas
- Mayor costo del capital: La permanencia de tasas elevadas incrementa el costo del financiamiento en todos los niveles. Empresas que planean emitir deuda en el mercado local, acceder a créditos corporativos o refinanciar pasivos encuentran condiciones menos favorables, lo que afecta directamente su rentabilidad.
- Desaceleración de la inversión privada: La inversión fija en Colombia cayó 12,7% en 2023, una de las contracciones más fuertes en dos décadas fuera de los años de pandemia. El entorno de tasas altas desincentiva la expansión de capital, impactando sectores clave como manufactura, agroindustria, energía y servicios profesionales.
- Tensión sobre la liquidez operativa: El acceso a líneas de crédito de corto plazo, como sobregiros, factoring o financiación de capital de trabajo, se mantienen altas. Empresas que operan con márgenes ajustados o alta dependencia de estas herramientas están viendo presionada su liquidez, lo que obliga a tomar decisiones difíciles como reducir costos, ralentizar pagos o renegociar plazos con proveedores.
- Menor dinamismo del consumo: La política monetaria restrictiva también tiene efectos indirectos sobre el consumo de los hogares. Con menor acceso al crédito, menor ingreso disponible y expectativas moderadas, el gasto en bienes durables y servicios se reduce, impactando sectores orientados al consumidor como comercio, turismo, automotriz, vivienda y entretenimiento.
💡 Recomendaciones estratégicas para navegar este ciclo restrictivo
- Optimizar el uso del apalancamiento: Se debe evaluar con rigor el destino de cada fuente de deuda. Priorizar el financiamiento de activos productivos o proyectos estratégicos con retorno asegurado, evitando el endeudamiento para cubrir operaciones corrientes. Las coberturas contra tasas de interés también deben ser consideradas para obligaciones en condiciones variables.
- Diversificar fuentes de financiamiento: Es clave explorar más allá de la banca tradicional: emisiones privadas, leasing, fondos de inversión, fintechs, proveedores externos o alianzas estratégicas pueden ofrecer alternativas más flexibles o competitivas. Algunas grandes empresas están incluso acudiendo a mercados internacionales para obtener mejores condiciones.
- Revisar y ajustar el modelo operativo: La eficiencia será un factor clave en 2025. Digitalizar procesos, automatizar tareas repetitivas, renegociar contratos con terceros y optimizar costos logísticos permitirá sostener márgenes en un entorno de costos financieros altos.
- No descuidar la inversión estratégica: A pesar del contexto adverso, las empresas deben continuar apostando por áreas que garanticen competitividad: tecnología, sostenibilidad, capital humano y eficiencia energética. Renunciar a estas inversiones podría generar rezagos difíciles de recuperar.
- Adoptar modelos financieros de escenarios: Es vital planear con base en diferentes escenarios de tasa, inflación y tipo de cambio. Herramientas como análisis de sensibilidad, estrés financiero y monitoreo de indicadores clave permiten anticipar tensiones y ajustar el rumbo con agilidad.
- Renegociar plazos y amortizaciones: En el actual entorno de tasas elevadas, renegociar los plazos de las obligaciones financieras y los períodos de amortización puede aliviar la presión de caja mensual. Extender los vencimientos o adoptar esquemas de pago más flexibles permite a las empresas conservar liquidez para otras prioridades estratégicas, sin incurrir en mora o deterioro de su perfil crediticio.
Si bien la decisión del Banco de la República responde a criterios técnicos sólidos, no puede desconocerse su impacto sobre la actividad empresarial. En la práctica, mantener tasas de interés altas ralentiza la inversión, encarece el crédito, presiona la liquidez y enfría el consumo.
Por ello, mientras el país avanza hacia una inflación controlada y una senda fiscal más sostenible, el reto para las empresas será sostener su competitividad sin comprometer su resiliencia financiera. Esto exigirá creatividad, prudencia y, sobre todo, una lectura estratégica del entorno que permita transformar la restricción en oportunidad.
En BDO contamos con un equipo multidisciplinario de expertos asesores financieros, legales y estratégicos que puede acompañar a tu empresa en el diseño e implementación de una estrategia óptima de apalancamiento financiero y optimización de costos. Nuestro objetivo es ayudarte a tomar decisiones informadas que fortalezcan tu posición en un entorno económico desafiante y en constante evolución.
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